Garganta del Diablo: una belleza para admirar en silencio. “Cerrá los ojos y dame la mano”, me dijo. Lo último que vi antes de hacerle caso fue su cara de felicidad y una sonrisa enorme. Caminé entre la gente, dejándome guiar por él, que me llevó hasta el mirador de la Garganta del Diablo. “Ahora abrí los ojos y mirá esto”, me pidió Leo, mi marido, con una voz que entonaba una invitación al paraíso. “Esto”, que era nada más y nada menos que una inmensidad abrumadora, me cerró la garganta. Quedé muda, en silencio, con el llanto atravesado en las cuerdas vocales. La bruma me mojó la cara y no supe bien si eran lágrimas de emoción o el agua de esa catarata interminable haciéndome parte del todo.
El alrededor y yo éramos uno. La gente a mi lado se desdibujó de pronto y, en medio de ese escenario fascinante, entendí cuán increíble es este universo que habitamos.
Las Cataratas del Iguazú, una de las 7 maravillas naturales del mundo, ahí, frente a mí, ante mis ojos que no podían abarcar tremenda imponencia. Belleza en su máxima expresión. Aún busco la palabra que defina todo aquello, aunque sé que jamás podré mencionar tan perfecta creación.
#CataratasTodoElAño